12 jul 2007

Caballa...

Viaje raro, emprendido con un misterioso y alentador destino. Estando recorriendo Kuruzagua, un tipo alto y albino me contó la leyenda de la Caballa... "Yegua" dije yo... "No, ésta es Caballa", la leyenda cuenta que la Caballa hace el amor con cualquier tipo que logre domarla... pensé que yo no quería revolcarme ni loco con una Caballa, pero el albino me dijo "Usted no sabe ni lo que piensa, cuando la vea no va a querer otra cosa que montarla". Solo por estas palabras me hice ruta hacia el lugar donde todos creen que vive ella. En contraria disposición al guión de todas las leyendas, donde el destino final es difícil y arduo de encontrar, yo no tarde mas de quince minutos de dar con la Caballa. Comía manzanas que quitaba directamente de un árbol y las tiraba luego de haberles dado un solo mordisco. Me miró de reojo, por debajo de su pelo y alcanzó para enloquecerme medianamente y digo medianamente porque solo me miró con un ojo, cuando caminó con sus cuatro patas -muy tranquila- hacia mi y me miró con sus dos ojos la locura fue completa. Me olfateó... la acaricié y cuando quise besarla se alejó, me jugueteó desde lejos y me provocó para que la montara... y en contraria disposición al guión de todas las leyendas, donde el destino final es díficil y arduo de encontrar, yo no tarde mas de quince segundos en montarla. Al rato después de unas manzanas me largué de allí, por el espejo retrovisor puede ver como desde el borde de la ruta la Caballa me saludaba.

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