Andando entre tantas huellas aparece la presunción del desatino, de los pasos mal dados en los juegos que se juegan con una pata sola, o los porrazos en la carrera de embolsados donde los pies quedan atrapados entre arpilleras.
Las durezas, los callos, los juanetes, las encarnaciones, esas son las huellas que dejan en los pies los caminos. Y uno recién pasado los "muchísimos" años aprende; aprende a pensar con los pies, son ellos los que mas anduvieron durante mucho tiempo, son ellos los que deberían apuntar al cielo, no la cabeza... deberíamos andar patas para arriba por los caminos. Como lo escuche decir por Zitarrosa: "el mismo camino se utiliza para ir, que para volver - o algo así -" lo que cambia entonces no es el terreno... son los pies...la fotografía es de www.janvonholleben.com
Recorranlo
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